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40 ANIVERSARIO DE LA MUESTRA

Portada del fanzine realizado por el GOM para La Muestra

LA MUESTRA: UNA VISIÓN DESDE DENTRO

CAMINO A LA MUESTRA
Chema Fernández (Miembro del GOM) para PERDIDOS EN LOS 80

A finales de los 70, apenas un crío, comencé a escuchar la radio a todas horas: la emisora de la Base Americana, los programas de Javi “Metal” Gambra, Emilio “Zappa” Velilla, Javier Losilla, desde el verano del 79, Radio 3, y, algo más adelante Julián “Cachi” Torres me informan del presente y el pasado del Rock, mientras que el de Plácido Serrano muestra lo mejor de la “Música Popular” (del Folk inglés a la Bossa Nova). Pedro Elías es el primero que me abre las orejas a cantantes locales como Gabriel Sopeña o Lucio Cruces y grupos como Ático Negro (con José Luis Martín, compañero de colegio y posteriormente en Alta Sociedad, ahora reputado guionista) o Los Bawlers, un grupo de Pop a lo Beatles, que fue el primer grupo que ví en directo en una sala comercial, la Oasis (con 14 años… ahora no podría ni entrar). Plácido comienza a organizar los festivales de Música Popular donde vemos asombrados a BB King, Alan Stivell, Fairport Convention o ¡Ray Charles! y los primeros promotores empiezan a traer al Pabellón de San José conciertos de Barón Rojo o Triana, pero también de Los Rebeldes o Alaska, incluso algún Festival: Uno de Punk en los bajos del Mercado Central y otros de Nueva Ola en la Plaza de Toros con Nacha Pop o Alaska. Hasta recuerdo haber visto a Fischer Z en el Colegio Mayor Cerbuna y a Miguel Ríos en la Romareda. Y, en fin, en el 81 los bares se apuntan, por fin, a la música en directo: En el “Gusano Loco”, Javier “Viriato” lo intenta brevemente con grupos epatantes como “Glutamato Yeyé”, el BV80 combina música y teatro, siendo el lugar en el que más bandas comenzaron (Ferrobós, Aborígenes, Rebel Waltz con un tal Enrique Ortíz) y el Escaparate se convierte en el epicentro de la primera “modernidad” zaragozana, donde se juntan punks, rockers y mods con discjockeys como Jordi y Javier Gayoso o Chema Bernad, que traen de Londres todos los singles del Punk y la New Wave y  fanzineros como los Superfocas. Todos juntos para ver conciertos de tecno como La Condición Humana (con Santi Rex y Arturo, luego en John Landis Fans), de Power Pop, como Alta Sociedad (con Javier Sebastián al frente, ahora un gran escritor)  o de rockabilly como Los Golden Zippers de Mauricio Aznar.

Golden Zippers con Mauricio Aznar al frente

Mientras rondaba por todos esos lugares, acabé por imitar a mis maestros al recalar en la emisora de Radio Juventud, donde pinché, desde comienzos del 81, las maquetas de todos los anteriormente citados, además de las novedades del momento. Cuando aquello acaba  en el 82, me “fichan” (aún era menor de edad) Ricardo Calero y Ricardo López como asistente de programador en la primera sala que durante ese otoño/invierno tuvo programación estable de conciertos, la discoteca Astorgas’s, que contó con las inolvidables visitas de Los Coyotes, Los Pistones, Parálisis Permanente o el grupo punk francés OTH, a la que luego tomará el relevo El Plató donde pudimos ver toda la “movida madrileña” o de Vigo: Polanski, Gabinete, Radio Futura, Siniestro….

VAMOS A QUEMAR ZARAGOZA

Panfleto que distribuyó el GOM para mover a la peña hacia la I Muestra de Pop, Rock y otros Rollos de 1984

En el 83 solíamos ir al Rastro a comprar singles de los 60, camisas militares y a charlar al puesto de Jaime, Feli y Petri que vendían chapas y muñequeras. Allí cada domingo hablábamos de la cantidad de grupos, fanzines, radios libres (por entonces hacía un programa en Radio Antena del Ebro junto a Juanjo “Panamá” Blasco) dibujantes o diseñadores que había en la ciudad y la poca gente que los conocía. El Ayuntamiento había organizado un concurso de Rock en el 82 que ganaron ex aequo Ferrobós y Los Enfermos Mentales; ambos celebraron su victoria tocando en la Plaza de Toros junto al gran Wilko Johnson. Nunca hubo una segunda edición. Había que hacer “algo diferente”. Distribuímos unas octavillas con el eslogan “Vamos a quemar Zaragoza” y un texto bastante surrealista (juro que no tuve nada que ver con su redacción, aunque tenía su gracia) convocando a una reunión. Un par de reuniones más tarde se decide que hay que intentar hacer una muestra sin carácter competitivo que englobe toda la actividad alternativa de la ciudad para darle visibilidad. Para su organización se forma el GOM, Grupo Organizador de la Muestra, una quincena de ilusos convencidos de que pueden organizar algo relevante, la mayoría sin experiencia alguna en organización de eventos: Jaime, el ideólogo, junto a las hermanas Feli y Petri, Luis Linacero, vendedor de discos, Manolo y Manoli, una pareja rockera del Barrio Delicias (¿o del Barrio Oliver?), Fernando Navarro, de la escena mod, Paco Cester, cantante de los Aborígenes, Luis “Urko”, que luego montaría el mítico bar Paradys, Tere Gálvez, otra nueva cantante, gente tan jóven como Rosa Cáncer de 16 años o Santi Ric de 14, procedentes de las radios libres, más un tal Chema Fernández.

Las actuaciones de los grupos, se grabaron en cuatro cassettes después de la Muestra

En aquellos primeros años de democracia los partidos comenzaban a valorar la importancia del voto juvenil y quizás por ello, Emilio Comín, Concejal de Juventud del Ayuntamiento de Zaragoza, se muestra proclive a apoyar el proyecto. En primer lugar cediendo un lugar de reunión, el CIPAJ (Centro de Información para Jóvenes) en el que tenemos la fortuna de encontrar a unos técnicos municipales que entienden el espíritu de la propuesta y nos proporcionan los medios sin imposición alguna, especialmente Jesús Medalón y Víctor Viñuales, quien luego pasaría con brillantez al mundo de la Ecología.

Aquí es importante recordar que la iniciativa salió, literalmente, de la calle, que colaboró quien quiso y que fue un grupo de gente muy jóven bajo el nombre de GOM el que lo puso en marcha de principio a fin, tomando TODAS las decisiones, no el Ayuntamiento, como se ha escrito en alguna ocasión. Eso sí, lo apoyó y financió en su mayor parte, con aportaciones del Ministerio de Cultura y la Diputación Provincial de Zaragoza, haciendo un total aproximado de menos de 6 milllones de pesetas (sí, SOLO unos 35.000 euros) Por cierto, hubo un superávit que se ingresó en las arcas municipales, pues ninguno de los organizadores cobró una peseta ni por la idea ni por el durísimo trabajo de preparación y realización de la Muestra. Sin embargo una de las decisiones indiscutibles fue que todos los grupos debían cobrar y, si bien la cantidad fue pequeña (10.000 pts., 60 euros), fue la misma para todos, los más reconocidos y los que no habían salido del local, por que se pretendía incluír a la mayor cantidad de artistas en activo posible sin entrar a valorar su estatus o su calidad. La expectativa que generó la Muestra produjo tanto que los más expertos se apuntasen para no perder pié con la actualidad como que incluso se creara alguno para aparecer allí, se rumoreaba que sólo para cobrar tan exigua cantidad. Al resto de disciplinas se les ofreció la oportunidad de comercializar en docenas de stands sus cómics, fanzines, fotografías, cuadros, ropa alternativa, discos independientes, radios libres, etc. Además se cedieron las barras a diversos colectivos de objetores, feministas, ecologistas, etc. Sí, todo muy contracultural, independiente, alternativo, llámale-como –quieras, pero realmente ahí era donde estaba la Cultura más vital, más adecuada para esos tiempos… y quizás para estos. Nunca hay que perder esa espontaneidad, incluso si los resultados no son los mejores. Quien nada hace nunca se equivoca y yo diría que en aquel evento vimos (y cometimos, seguro) unos errores magníficos, algunos simplemente divertidísimos y otros brillantes.

El lugar elegido fue el ya desaparecido Pabellón Francés y el patio exterior de la Feria de Muestras en el Paseo de Isabel La Católica, junto a la Romareda, ocupando el lugar donde ahora se encuentra el Auditorio de Zaragoza. Las fechas, 23, 24 y 25 de Marzo de 1984. Se limitó el número de grupos locales a 50 (y casi seguro que no había tantos grupos en la ciudad…) y se contrató a varios de fuera para que hubiera algo de “tirón”, incluso a un grupo extranjero, pero no mucho: los desconocidos heavys portugueses Jarojupe (por el único motivo de que le gustaban a Urko, que yo recuerde). Los representantes de la “Movida madrileña”  Gabinete Caligari, que por entonces hacían “rock torero”, la chulería afterpunk de PVP, vanguardia absoluta con Neozelanda y Diseño Corbusier, el rock puro y duro de Barricada y Ramoncín completaron el cartel nacional, junto a Distrito 14, como hermanos mayores de la música local, y los Decibelios, que a su Ska-punk añadieron un brutal show en directo en el que acabaron destrozando a hachazos una cabeza de vaca. Una de verdad. El signo de aquellos tiempos: la provocación. Ecléctico, ¿no?. Pues lo de los grupos locales aún lo fue más, vamos a intentar una categorización:

ROCK: Ferrobós (con Gabriel Sopeña), Chaston Rock, Materia Degenerada, Parkinson, Container, Iceman, El Tesoro del Capitán Carambolo e Hidrofobia

POP:  Alta Sociedad, Tza Tza, Tractores Agresivos, Zumo de Vidrio (con Pedro Andreu, luego en Héroes), Proceso Entrópico (con Enrique Ortíz… sí, Bunbury), Lunes Maldito, Principal Izquierda, Acto Fallido, Indicios, Césped Sintético, Ilógica Reacción.

PUNK: Los Cocadictos, IV Reich, Vómito Social, Gastos Aparte, Desechos Humanos, NKVD, Tigretones e Intestinos (aunque estos dos últimos son más bien inclasificables…)

HEAVY: Los históricos Pedro Botero, Canis Dirus, Los Sombras, Bonzo, Caja Negra, JJJ, Cuarta Generación, Mefisto, Catársis y Duende.

VANGUARDIAS DIVERSAS: Solución Final, John Landis Fans, Peste Negra, Dalai Lama, Ortopedia Acústica, Skupi2 y Spansuls

SINIESTROS: Tres de ellos,  Edición Fría (con Joaquín de Los Héroes)

TECNO: Boda de Rubias y El Espíritu de la Lágrima

ROCKABILLY: Golden Zippers (Luego Más Birras)

FUNK Y OTRAS COSAS: Doctor Simón y Los Enfermos Mentales (parte de ellos luego en Especialistas)

Todo esto si la memoria y las últimas búsquedas no me fallan (os recuerdo lo de los errores…)

Además hubo proyecciones de vídeos continuamente, tanto de los últimos videoclips (un arte emergente y sorprendente entonces) como de conciertos en vivo, un coloquio sobre la relación de los Cómics y el Rock, un desfile de moda llamado “Fiesta de los maniquíes, no le mires por favor” (¡como no!), incluso se celebró un “Consejo de guerra” contra la música convencional. Las radios libres de Zaragoza realizaron una emisión conjunta como “La Onda Libre de la Muestra” de forma ininterrumpida… Todo por una entrada de 150 a 200 pesetas por día.

El público apareció por miles, hasta casi 26.000 personas en total y el ambiente fue increíble. Nunca se había visto algo parecido en la ciudad… y nunca volvió a verse. Y es lógico, con este evento como “Big Bang” la escena se disparó: los grupos de todos los estilos crecieron como setas, se crearon salas de conciertos con continuidad como La M-Tro y En Bruto y la ciudad parecía menos casposa, más moderna, al menos en algunas zonas con bares como el Caligrama o el Interferencias, que llegó a desarrollar un glorioso sello discográfico independiente con su mismo nombre. Creció y se diversificó haciendo que la repetición careciese de sentido, pues nuestro objetivo estaba claramente cumplido: Se le dió visibilidad a lo que estaba “escondido”, todas esas pequeñas aventuras clandestinas de repente vieron su oportunidad de ponerse delante de un público. Unos la aprovecharon y otros, no. Otros ni siquiera se plantearon un aprovechamiento de ninguna clase, lo suyo era pleno divertimento o ganas de epatar, pero todos merecían su oportunidad en aquel momento. Y la tuvieron. Luego se editaron unas cintas, cuatro, con una canción grabada en directo de cada grupo local y un resumen de la Muestra y de la prensa que generó, pero su verdadero legado fue ese: Abrir la puerta, dar la oportunidad.

Por mi parte, aún estuve un par o tres de años más dándole vueltas a la vida: hice crítica musical en el periódico El Día, trabajé como discjockey en KWM, Modo o el Inter, monté un par de grupos (Los Náufragos e INK), pero creo que mi destino estaba marcado: volví a organizar conciertos y a ser manager de grupos al cabo de unos años. Al final resultó que la Muestra también me indicó el camino a mí.

No puedo terminar sin dedicarle estas líneas a Urko, recientemente fallecido. Él cantaba en el grupo “Principal Izquierda” y a la vez era nuestro jefe de seguridad en la Muestra. En el momento en el que comienza a tocar con su grupo se monta una bronca en las primeras filas, así, después de un primer aviso desde el micrófono (“Oye, esa gente que no se curre” se escucha en la grabación) ni corto ni perezoso se baja del escenario, reparte un par de galletas, los separa y vuelve para seguir su actuación. Genio y figura.

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Written by Doctor Pop

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