Artículo de Julio A. Cuenca para el libro PERDIDOS EN LOS 80
La llegada de los años ochenta, además de una libertad inédita para la juventud, trajo nuevos movimientos musicales como la New Wave o el tecno pop que se nutrieron del abaratamiento de sintetizadores y cajas de ritmo y de la invención del protocolo MIDI que sincronizaba todo este tipo de aparatos electrónicos lo que facilitaba su manejo.
En Zaragoza antes de la llegada de estos nuevos estilos ya existía un proyecto serio de música electrónica, el grupo Vam Cyborg que lideraba Vicente Aguilera. A comienzos de los años ochenta, ya como dúo junto a Ricardo López, inician una fructífera etapa puramente electrónica en la que graban dos maquetas (“Mortal Joy” y “Vam”), realizan actuaciones por diversos puntos de España en las que incorporan proyecciones y maquillaje y, al fin, acaban editando su primer disco, un maxi single con el título de “Actos de maldad” en 1983 al que le seguiría “Gods valley”, otro maxi cantado en inglés y que fue la única referencia del sello Linacero. La canción fue un éxito en las discotecas gracias además a ser incluida en el primer volumen de la serie “Max Mix” que mezclaban Mike Platinas y Javier Ussia. En 1986 y bajo el nombre de Dirección Prohibida por no coincidir con el estilo de Vam Cyborg, Aguilera acompañado de Ricardo Polo y otros músicos graba un ep con cuatro temas para el sello DCD con el que inicia un periodo de silencio hasta el regreso de Vam Cyborg en 1998.
El otro gran nombre de aquellos primeros electrónicos ochenta serían Vocoder. Formados en 1982 por Jesús Aparicio y un Antonio Tenas que entonces tenía un programa en Radio Juventud, su meta era parecerse a aquellos grupos electrónicos que conocían por los discos. Tenas se deshizo de gran parte de su enorme discoteca para poder comprar teclados y otras máquinas y poco a poco fueron aprendiendo a manejarlas. La formación fue variando hasta la definitiva en 1983 con Pilar Pellicer como cantante, Antonio Laval, Alfonso Olarte y el propio Tenas. Su primer logro, siguiendo los pasos de sus admirados Azul y Negro, es ganar dos certámenes para ser la sintonía de la vuelta ciclista a Aragón. A partir de ahí comienzan los contactos y la amistad con Servando Carballar de Aviador Dro y con ellos nace el subsello de Dro, Neón Danza. Su primera referencia es el maxi “What happens now” editado en 1984 y “Mindanao” un año después. Durante esos años tocan realizan algunas actuaciones, aparecen en programas de televisión como La Bola de Cristal o Tocata hasta que por fin en 1987 publican su primer álbum “Vocoder”, el primer lp de un grupo aragonés después en los años ochenta tras el de La Curroplastic (“Seguiremos informado” en 1981), producido por Michel Huygen, que contenía canciones como “Mi chica tiene un lío con Satán” y que se llega a editar incluso en México. Poco tiempo después Antonio Laval, compositor de la mayor parte de las canciones, marcha al servicio militar y el grupo se disuelve quedando únicamente Antonio ligado al mundo musical al poner en marcha la productora de conciertos Vocoder gracias a la que muchas grandes estrellas actuaron en Zaragoza.
Peor suerte que Vocoder y Vam Cybor corrieron en aquellos años otra formación que no llegó ni siquiera a grabar su propio disco. Formados en aquellos primeros ochenta, Tiempo 555 fue un trío formado Félix Pelegrín, Ángel Caudevilla y Marino Sebastián (creador del primer y único sintetizador modular aragonés de la historia, el S.A.M.) que enviaron su primera maqueta a la segunda edición del concurso nacional Don Domingo que organizaba RNE. Su estilo de pop electrónico minimalista les llevó a quedar en quinta posición por detrás de otros zaragozanos, Dr. Simón y sus Enfermos Mentales, Destrozamitos, Chirli y los ganadores Presuntos Implicados. Gracias a ese puesto grabaron dos canciones, “Síguelo” y “Urnas de cristal”, en el disco recopilatorio “En el transistor” grabado en los estudios de RNE y publicado en 1983. Un año más tarde el grupo se disolvería dejando un inigualable rastro de canciones.
Otro grupo que traspasó las fronteras aragonesas practicando electrónica serían John Landis Fans. Aunque en sus inicios estaban mucho más cerca de las guitarras que de las máquinas aquel primigenio concepto de grupo que surgió en 1983 con Santi Rex, Arturo Navarro, Jordi Gayoso y Tony Martínez en el que se mezclaba psicodelia, performance y música con el paso del tiempo devendría en la electrónica absoluta con las que se les identificaría después. Debutaron en la mítica “Muestra de Pop, Rock y otros rollos” pero no es hasta 1985 que no publican su primera canción, la genial “La ventana de Leander Road” en el recopilatorio “Los chicos de provincias somos así”. Por aquel entonces la formación cambia, sale Santi y entrarían Victor Gomollón y Jesús López. En el 86 se presentan al concurso de maquetas de la revista Rock de Lux y resultan vencedores, obteniendo como premio la grabación del que sería su primer disco, el ep “Triskadeicadelika” grabado en San Sebastián al año siguiente y que se acabaría editándose en 1988, cosechando elogios y premios por toda España. Por aquel entonces, con la llegada de los nuevos sonidos del house y el techno, la formación volvía a estar en proceso de cambio quedando definitivamente configurada a finales de la década por Arturo y Jordi como miembros originales y entrando Flappi, todo un gurú de la electrónica, quedando así definido el futuro estilo del grupo.
Hasta bien entrados los años ochenta la música electrónica zaragozana no tendría mucho voz. Pequeños pinitos iban surgiendo de forma tímida como Boda de Rubias, grupo que contaba con Nacho Serrano y Cesar Reula como cabezas pensantes y algunos posteriores colaboradores como Antonio Estación, Quique Maravilla, Arturo Urbina o el propio Santi Rex entre otros. Grabaron una única maqueta de un tecno pop puro en 1985 y dieron unos pocos pero muy recordados conciertos como su mítica actuación final en la Nochevieja del 87 en el KWM. Su legado quedó con dos canciones, “Kianzu” y “Tengo frío”, en el recopilatorio del sello Dro “La única alternativa” en el que también estaban unos inéditos Duncan Dhu y La Dama se Esconde. De Boda de Rubias surgirían posteriormente dos formaciones clave dentro de la electrónica zaragozana, por un lado Nacho se uniría a Antonio Estación, Santi Rex y un Enrique Bunbury que aún no había explotado con Héroes del Silencio en Niños del Brasil, grabando una primera maqueta ese mismo año 1987 que ya contenía el que sería después su primer éxito, “Al oeste”, single de su disco de debut en 1990 “Del amor y del odio”. Y por otro lado, Cesar Reula se uniría a Arturo Calvo y José A. Farjas bajo el nombre de Luxury Beat, grupo que tras varias maquetas se autoeditaría su primer álbum “Luxury Beat” también en 1990 en su sello Olé Records. Ambas historias continuarían durante bien entrados los noventa con nuevos discos.
Más efímera fue la carrera de Tate. Con un sonido de tecno pop, más por sus herramientas que por su propio estilo, el grupo que formaban Jesús Aparicio (ex-Vocoder), Juan Antonio Notario y Silvia Oliver publicaron dos maxis, el primero titulado “Calor” en 1988 con dos canciones veraniegas y cálidas y el segundo un año más tarde y mucho más electrónico “Noche de Brujas”. Y aunque nunca llegaron a grabar nada excepto maquetas habría que destacar los dos primeros proyectos de uno de los últimos grandes que ha dado el pop zaragozano en los últimos años, el que fuera cantante de El Niño Gusano Sergio Algora. A mediados de los años ochenta y cuando todavía estudiaba en el instituto María Moliner formó parte de dos bandas en las que ponía voz, letras e ingenio. La primera se llamó Índice de Cuba y en ella le acompañaban José Carlos Borja, Paco La Higuera y José Ramón Tenas (estos dos últimos estarían en los primeros “gusanos”) y únicamente grabaron una maqueta en 1987. Cuando el proyecto se agotó Algora formó Tras El Francés junto a Javier Castaneda y Rafa Dominguez (Guisante) continuando con un tecno pop de letras mucho más surrealistas y bizarras hasta 1991 año en el que el grupo, tras grabar un par de maquetas, se disolvió.
En aquel final de la década de los ochenta, con los nuevos sonidos bailables que llegaban desde Europa y Estados Unidos de la mano del house y el techno, hubo otros que comenzaron sus primeros pasos en la composición como Serie B o unos Foreign Nation que mezclaban rap y electrónica, algunos de ellos incluso eran ya diskjockeys en salas de Zaragoza como Luis Sancho. Pero eso es ya otra historia…
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