Artículo de Armando Fernandez para el libro MÁS PERDIDOS EN LOS 80
Acometo mi etapa definitiva y que ha durado 18 años aunque con diferentes nombres. En el local en que antes estuvo un adelantado a los tiempos KFC, luego Cañas y Barro y posteriormente la sala de conciertos Plató, se abrió en al año 1983 como ya se ha contado varias veces en los dos volúmenes de Perdidos en los 80 la discoteca KWM.
Nicolás Reblet fue el precursor de la sala, importando de Barcelona la idea de un local oscuro, de estilo gótico casi tenebroso. De este pasa a manos de Félix Latorre con el que triunfó en la cabina el incomparable Santi Rex (miembro de Niños del Brasil). El local ya desde el principio, tuvo bastantes problemas con la insonorización lo dio no pocos quebraderos de cabeza a Félix.
Como ya he mencionado en mi artículo del Youssou, Juan y Alberto, se decidieron a comprar la discoteca KWM y a emprender una aventura que iba a durar 10 años. Acometieron una reforma para insonorizar el local y volver a dejarlo tal y como estaba. Comenzamos a funcionar, buscamos varios discjockeys pero no dábamos con la fórmula que hiciese del KWM la discoteca de referencia que pretendíamos. Contratamos dos relaciones publicas para la sala, Miguel y Carlos con la esperanza de atraer al publico deseado. Con una plantilla privilegiada como eran Maika, Miguel, Ricardo, Maika y Jóse de Sitges, Susana, Iván y Pedro que vivían por y para la discoteca, representaban la modernidad más puntera de Zaragoza para deleite de la tienda de moda Chocolate donde se vestían gran parte de ellos.
A pesar de todos estos esfuerzos por parte de la dirección y de la plantilla, la sala seguía sin funcionar a pleno rendimiento. Entonces, Miguel tomo una decisión que a la postre sería la clave para que KWM acabase siendo el referente de la noche tal y como nosotros pretendíamos. Nos fuimos al Tubular a ver pinchar a un tío de Valencia que estaba haciendo la mili en Zaragoza y que le habían dicho que su estilo podía encajar perfectamente con el ambiente que buscábamos. Así que nos fuimos para allá y conocimos a Fran. Una vez contratado Fran, ya creímos que la cosa iría sola, pero no fue así. El primer año costó y mucho que la gente se acostumbrase a escuchar la música pop mezclada con bases. Se llegó a perder dinero y no poco, pero la dirección y sus relaciones públicas siguieron apostando por este concepto.
Después de varios problemas con los horarios que no voy a detallar, se decidió en 1989 convertir la sesiones de noche en sesiones “after” nuevo concepto con horario de 6.00 de la mañana a 12.00 del medio día. En ese momento es cuando KWM se transforma en “Cultura de Club”. El secreto de la sala fue la mezcla de modernidad, punkis, rockers, pijos, etc. Todo el mundo tenía cabida en nuestra discoteca. Eso fue lo que la hacía especial. Llego un momento en el que la gente deseaba escuchar las mezclas (antes denostadas) de Fran e incluso las sabían de memoria. Tal fue el furor de la peña por esta música, que tuvimos que cambiar hasta en tres ocasiones la madera de la pista de los taconazos con los que acompañaban dichas mezclas (aunque para ser sincero creo que una de ellas por lo menos fue debido a las duchas que conectamos en un par de ocasiones para refrigerio del personal).
En el KWM se montaron fiestas imposibles y que seguro muchos de vosotros todavía recordareis. Recuerdo una vez que a mi madre le “limpiamos” de secadores la peluquería para ponerlos en la discoteca para montar la fiesta submarina y que denominamos “Pterophyllum Scalares” un 30 de noviembre del 89. Durante estas míticas sesiones de “after”, recibimos varias visitas ilustres como las de Tino Casal, Loquillo, Alaska, Joaquín Sabina o Gurruchaga entre otros. Era tal la entrega de Fran en la cabina, que en una ocasión, se llego a pegar fuego la etapa de potencia. Aquello era brutal, no cabía un alfiler en la sala. Por fin estábamos triunfando a pleno rendimiento.
Solo os diré para que toméis consciencia de lo que supuso KWM en aquella época, que llegaba gente de todas las partes de España a conocer personalmente el ambiente y la música de esa discoteca de la que todo el mundo hablaba. Más de una de las que estará leyendo este artículo se acordará de las excusas que ponían en casa a las 6.00 de la mañana para poder venir a KWM. ¿Si?
En alguna ocasión me han preguntado cual fue el verdadero secreto de KWM para que adquiriese semejante éxito ya no solo a nivel local sino también a nivel nacional como he comentado. He llegado a la conclusión de que el verdadero éxito fuisteis vosotros, os supisteis mezclar unos con otros sin importaros la tribu urbana a la que pertenecíais con tal de disfrutar de esa música y de ese ambiente.
No quiero despedir este artículo sin nombrar y recordar a mi querido amigo Fernando tristemente fallecido hace unos años y que tantas hras ha compartido conmigo dentro y fuera de KWM.
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