DEL ROCKCOLLECTION A BLONDIE
Coco «Dr. Pop»
Como reza la letra de ese maravilloso tema de los 80 de Loquillo y Los Trogloditas damos comienzo a esta nueva aventura cibernética (quien nos lo iba a decir en los 80 que estaríamos así) que pretende traer a mi memoria, y la de los que nos soportáis, muchos recuerdos de nuestros años mozos y no tan mozos de una generación que vivíamos en la calle.
Una generación, que la única red social que conocía, eran los bares y discotecas de la época (muy agudos los de Coca Cola) y que crecimos descubriendo y en muchos casos creando todo lo que ahora parece que ha salido de un cajón sin más.
Una generación, que vivió el cambio en este País a todos los niveles, musicales, culturales, tecnológicos, sociales y políticos, adaptándose cual camaleón y sin reproche alguno a todo lo que caía en sus manos.
Aunque verdaderamente, el título de estas líneas, suene un poco vanidoso, hubo un tiempo en Zaragoza, en que realmente fuimos los mejores (o por lo menos, así lo creíamos nosotros).
Creo recordar que mi afición a la música con mayúsculas (hasta entonces, salvo raras excepciones, solamente escuchaba los cassetes del Seat 600 de mi padre) empezó a finales de los 70 ya en Zaragoza y recién aterrizado de mi pueblo, en el mítico y ya desaparecido desde 1992 Pub Basket, en la calle Francisco de Vitoria 30 de Zaragoza.
Allí conocí, con mi pandilla de entonces, y me empapé hasta la saciedad de una música que no había oído nunca y que me llegó hasta tal punto que aun ahora sigue sin faltar en mis sesiones de los New Romantics. Grupos como Soft Cell, OMD, Level 42, Visage, Spandau Ballet o Ultravox sonaban sin parar. No sé quien pinchaba la música pero se me quedó grabada a fuego. Nunca podré agradecer lo suficiente a ese bar lo que hizo por mi cultura musical en ese momento.
LOS BARES NO CERRABAN
La gran aventura de la música, comenzó para mi allá por el año 1981 cuando recién llegado del pueblo de nuevo y para hacer la mili (como muchos de los que estéis leyendo esto) mi hermano Gonzalo junto a Ángel Aísa y Joaquín Porta montaron en la calle Fita un pequeño garito amarillo y blanco que se llamó Plátano Balú.
Venia empapado de Rockcollection (Laurent Vouzly 1977) de Born to be alive (Patrick Hernandez 1979) y del pop nacional de Tequila, pero fue en ese local en el que no cabían más de 50 personas juntas, donde se cocinó mi afición a la música y posteriormente a lo que sería mi pasión y trabajo durante muchos años. Pinchadiscos.
En el Plátano conocí a golpe de cassete (por esa época una doble platina ya era la caña) a grupos como Blondie, Queen, Buggles, Stevie Wonder o el clásico “Say goodbye a Hollywood” de Billy Joel, aunque fue un tema escrito en 1977 por un genio llamado Antonio Vega el que inclinó mi gusto por la música en español, “Chica de ayer”.
Fue una época de novedades, de conocer a mucha nueva gente con la que he seguido manteniendo contacto a lo largo de los años.
Una época donde en Dr. Cerrada se empezaba a cocer algo grande, aunque por aquel entonces pocos eran los bares que funcionaban… recuerdo especialmente el Fuentes de Manao en el que pasábamos muy buenos ratos o Pago Pago, donde creo que no llegué a entrar nunca y los exquisitos bocatas del Comby Express….
Era una época donde daba igual que salieses un lunes o un jueves, siempre había gente en las calles, en los bares….
Fue en comienzo de una década donde teníamos la sensación de que los bares no cerraban nunca.
Yo estuve currando en el fuentes del manao,